Nos encantaría que “el grito” que te pedimos fuera un grito de alegría. Sin embargo, eso no será posible mientras en muchos lugares del mundo se escuchen gritos de tortura. Une tu voz a la nuestra en un gran grito contra la tortura. Un grito que debe ser tan fuerte como para atravesar el océano y llegar a los oídos del Presidente George W. Bush.
¡Grita con Amnistía Internacional!
quinta-feira, julho 21, 2005
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